Martes de: Animalitos y Plantitas.

No me puedo resistir… habláremos del partido entre México y todos aquellos que nos han ganado, por ya mucho más de las ocasiones en que debería de haber sucedido.

Sí, ya sé que es martes de animalitos y plantitas, pues hagamos de cuenta que hablamos de uno que otro animal, de esos que corren por el pasto persiguiendo a otro animalito redondo que parece un balón, ¿va?

Una vez llegado a este acuerdo tan democrático, vayamos al tema de hoy. Y para poder entrar de lleno en el, debemos de intentar contestar a la siguiente pregunta:

¿Por qué pierde mi equipo?

Y aunque no parezca la respuesta adecuada, pienso que es porque no saben perder y ahora verán porqué.

Cada vez que nuestro equipo de futbol, va abajo en el marcador, suceden cosas muy extrañas –extrañas, pero constantes- y entre ellas se encuentra el hecho de caer en un desorden colosal, tal y como sucedió en el partido de hoy.

No sabemos perder porque NO tenemos claro que un partido dura por lo menos 90 minutos, en donde cada uno de ellos cuenta. Esa es la forma en que parece piensan nuestros seleccionados, olvidan por completo el orden, la técnica, las jugadas pre-fabricadas (Sea lo sea que signifique esto), se olvidan por completo de todo y empiezan a cometer errores infantiles en la defensa (Aclaro, que también lo hacen antes de empezar a perder y… ¿No será por eso que empiezan a perder?... tal vez, pero no soy analista deportivo y no me voy a meter en ese embrollo).

El problema está en la actitud de cada uno de ellos, ellos que por cierto, se llaman a sí mismos profesionales y algunos –casi todos- cobran como tales.

El problema radica en sus cabecitas locas, en esas mentes que  no asimilan que para ganar se requiere constancia, un trabajo bien estructurado, pero sobre todo, no permitir que la derrota llegue antes de si quiera haber comenzado la competencia.

Estimados seleccionados, mientras sigamos yendo a los mundiales a llegar al 5to partido, jamás llegáremos a él. Hay que ir a quedar campeones del mundo.

No se vale ser tan mediocres, porque tristemente es un claro reflejo de lo que estamos viviendo como país desde hace varias décadas.

Nos vemos mañana y espero que todos logren sobrepasar este trago amargo, porque fácil, no es.