¿Viernes de reflexiones políticas o de invitados especiales?
Ninguno de los dos y es por eso que le pido una disculpa a “GALLARD” al no cumplir y publicar su participación en el Blog del día de hoy.
Y todo lo anterior se debe a que ayer cene habanero, hoy desayune habanero y sin darme cuenta me toque los ojos, así que estoy bravísimo y mucho.
Tuve la oportunidad de platicar con un gran amigo, a quien mantendré en el anonimato por su seguridad y porque así lo ofrecí.
Y lo que a continuación leerán, es lo que me platicó.
“Es domingo alrededor de las 11:00 horas, fue cuando escuche el timbre de mi casa. (Importante aclarar que no es precisamente una casa ubicada en una zona popular de la Ciudad de México, sino todo lo contrario).
Atendí por el interfono, era el cartero que venía a pedir su cooperación por el día que se celebra su oficio.
Al salir de casa, cerré la puerta y caminé por la cochera hasta el portón principal, lo abrí y en ese momento tres individuos me amagaron, con armas de fuego y un arma blanca.
Insistían en que abriera el acceso a la casa, mi familia dentro y no dispuesto a hacerlo; fue que recibí la primera puñalada entre el riñón y el pulmón. No puedo describir mi dolor. Mi esposa al percatarse del hecho activo la alarma silenciosa y comenzó a gritar que la policía venía en camino. Fue entonces cuando uno de los individuos huyo del lugar. Se escucho entonces la sirena, y acto seguido recibí la segunda puñalada en el vientre.
Los dos individuos huyeron del lugar y fueron atrapados en su huida. Lo que parecía una buena noticia.
Estuve hospitalizado seis días, después de haber sido intervenido quirúrgicamente y recobrar la conciencia; fue en verdad cuando la historia de terror comenzó.
Los atacantes detenidos, yo hospitalizado – robado – no materialmente, sino emocionalmente junto con cada miembro de mi familia. Y fue entonces cuando se me plantearon las dos opciones que nunca pensé tener que evaluar.
La primera era ratificar la denuncia de los hechos tal y como habían sucedido, estos individuos terminarían en el reclusorio, pero, debía decidir si tomaría el riesgo de su salida. Siempre salen, me dijo el abogado.
Tenía sobre esa misma opción, la oferta de asegurarme que no salieran, lo cual me costaría dinero y la carga moral de una decisión de ese tipo. Además del hecho de tener que enfrentarme a sus familiares, amigos o cómplices. Debía entonces salir de México, huir como si fuera yo el delincuente. No, no podía aceptar ninguna de esas opciones.
La otra, tan aterradora como la primera, era asegurarme por el único medio que uno puede asegurar algo así – el dinero – que estos individuos fueran puestos en libertad al cambiar completamente mi declaración y sobornar a una cadena larga de individuos (funcionarios públicos todos). Apostando mi vida a que no me buscarían más, ya habían tenido suficiente de mí y no harían ya nada más en mí contra.
¿Tomé la decisión adecuada? La que estaba al alcance de mis posibilidades, ¡SÍ!
Ahora sé que no podemos confiar en nuestro sistema de impartición de justicia, ni en sus miembros ni en la forma en que actúan.”
¿Ahora entienden por qué estoy más que enchilado?
Y como me voy a mantener fiel a mi iniciativa de no usar palabras altisonantes en este espacio, solo diré que no tienen madre y si la tuvieran, seguramente festejaron su día –como el del cartero- hace apenas dos durante la celebración del día internacional de la trabajadora sexual.
Queridos lectores, a aquellos que conozco personalmente y a los que no, los exhorto a no dejarnos, a levantar la cara frente a cualquier afrenta y no olvidar, que como dijo Alejandro Martí a través de Twitter:
“México es de quienes trabajamos honestamente, somos más gente buena que mala, debemos de estar unidos, sumemos más gente a esta causa”
Espero que el lunes no tenga otra historia ligada al consumo incontrolable de habanero y por cierto, el martes de animalitos y plantitas, hasta un buen chiste voy a incluir gracias a un colaborador creativo, muy creativo.
Que tengan un excelente fin de semana, recuerden que podemos soñar como si nunca fuéramos a morir, y debemos vivir como si fuéramos a morir hoy.
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