¿Animalitos o plantitas?
Eso fue lo que me despertó hoy y decidí que animalitos… ahora bien, ¿de qué tipo? Pues como tengo varios amigos perros y además tienen otro como mascota, entonces pues vayamos de regreso a observarnos desde fuera como seres humanos.
¿Perfectos o imperfectos? Depende nuevamente del cristal a través de cual nos observemos; hay ocasiones en que nos convertimos en unos “perfectos animales”, aun cuando la realidad natural dicta que jamás seremos perfectos –ya lo volví a hacer- eso de darle vueltas a la curva y darme cuenta que regrese al principio, es como si se juzgara a uno mismo como un humano perfecto y solo así se convirtiera en un “perfecto animal”.
Una vez dejado claro –creo que no- que hay situaciones que nos convierten en un “perfecto animal”, bajo ninguna circunstancia le diría así a mi perro, es un ser demasiado elevado para poder ganarse ese calificativo, ni a través de su acto vandálico más ruin… ¡como comerse mi desayuno!
Entonces una vez que he puesto a mi perro y a sus congéneres a salvo de esta discusión, vayamos entrando en materia, pues si bien es cierto que en la búsqueda de la perfección –insisto, para mí no existe tal cosa- es que hemos los seres humanos construido modelos sociales, familiares, políticos, deportivos, religiosos y cuanta cosa más se les puede ocurrir.
Dichos modelos nos han permitido obtener grandes avances en terrenos donde el bien mayor es denotado y honrado, sin embargo hemos visto cosas atroces cometidas en contra de nosotros mismos en la famosa búsqueda de la perfección; en donde la raza, la religión o simplemente el deseo de poder y riqueza han llevado a grandes líderes a convertirse en “perfectos animales”.
La ausencia de comunicación, la traición, pero sobre todo el miedo a lo diferente o desconocido crea por doquier entornos no aptos para el desarrollo humano; si miramos en retrospectiva, podemos observar que desde que somos niños nos colocamos en situaciones de franca competencia, ya sea por obtener el tan soñado galardón o porque nos lo exigen en casa o por la razón que sea, competimos y es entonces cuando dejamos de ver que el otro también está compitiendo, compitiendo por tener un espacio, por obtener satis factores o simplemente por hacer las cosas de una manera diferente.
Y como en más de una ocasión, me perdí en mis ideas y el tecleador salió a relucir…No somos tolerantes, no somos respetuosos, creemos que somos dueños de la verdad absoluta y saben, ninguna de las anteriores características nos acerca siquiera a ser un poco parecidos a nuestros increíbles y amados perros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario