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Soy padre, contador público, maestro en alta dirección, activista social y político, jugador de golf y corredor de autos, admirador y promotor de la cocina y vino mexicano; Ironman. Me gusta compartir lo que pienso, crítico ampliamente a mi país y el estatus quo del mismo. Quiero lograr que este foro sirva como un lugar fértil para poder expresar lo que sentimos y pensamos sin perder de vista que somos responsables de lo que se pública y nunca debemos de permitirnos dañar a alguien a través de este medio. Sígueme en Twitter @luisgomezt

viernes, 29 de octubre de 2010

Clementina

Hola seguidores de Las Locuras, ya no tengo que decirles que he estado atareado de tal manera que no he podido robarle tiempo a mi propio tiempo y sentarme a escribir.
Hoy, sentado en un avión rumbo a una latitud y altitud diferente a la acostumbrada es que me he decidido a escribir y dedicarle estas líneas a una mujer, una mujer que fue madre de siete, abuela de veintiuno y bisabuela de dieciséis.
Estoy hablando de ella que nació a principios del siglo pasado, ella que el 23 de junio de 1983 tuvo los arrestos para salvarle la vida al mayor de sus nietos, ella que provoco enojos entre los que la rodeaban y que parecían no tener remedio, al igual que construyo grandes sonrisas y que dirigía miradas asesinas y frases contundentes a aquel que se atreviera siquiera a mirar feo a alguno de sus cuarenta y cuatro retoños consanguíneos.
Una mujer común, llena de defectos y virtudes, llena de cosas que deçir -que acabo diciendo a través de la tecnología- pues si bien sus muchos años pintaron de blanco todo su cabello y llenaron su rostro de las marcas del tiempo que hacían difícil detectar su sonrisa; ella rompió la barrera del tiempo y la puedo contar entre las lectoras de Las Locuras -seguramente la de mayor edad- proveedora de alguna que otra cadena en el Mail, la responsable de que deba ahora de investigar como obtener la Administracion de su cuenta de Facebook y mantenerla viva a través de este fenómeno.
Ella decidió dejar a un lado su mortalidad hace apenas dos días y paso a vivir en un plano más elevado -casi todos los que tenían que estar ahí, estuvieron- otros no llegaron o simplemente... Digamos que no estuvieron y que se les extraño.
Los recuerdos de la vida de esta mujer, van desde los generados en una que otra comida dominical, las fiestas decembrinas, los cumpleaños, las bodas, los bautizos, las innumerables noches y mañanas a su lado en la casa de campo, los innumerables también regaños recibidos en esa adolescencia temprana y a veces no tan temprana.
Pero sobre todo un profundo agradecimiento por haber hecho lo que hizo
Lectores, si pudieran observar lo que pasa en mi cerebro en estos momentos podrían observar una serie de luces multicolores que hacen que se fundan en una masa poco uniforme -parecida a una explosión solar- muchos sentimientos y pensamientos imposibles de comunicar a través de estas líneas para este loco y novato tecleador.
Tengo que confesar que la veía poco, al menos no tanto como otros que la veían más frecuentemente y sin embargo pareciera que fue ayer cuando le di ese ultimo beso y le dije: "Cuidate mucho abue"...
Sí, de ella estoy hablando, de mi abuela, mi abuelita o mi tita como me dicen la llamaba en la infancia.
Aquí es donde tengo que hacer una pausa en la escritura, pues la lagrimas por fin llenaron mis ojos, esas que no pude derramar ayer, ni antier y se preguntaran porqué, pues no lo se, pero gracias a Dios tengo la oportunidad de escribir y creanme que si hubiera descubierto lo que uno puede lograr a través de la escritura, hubiera comenzado a hacerlo hace muchos años. Y a ella le hubiera escrito una que otra ocasión.
En esos momentos en que se miran muchas caras descompuestas, otras no tanto y otras hasta con una sonrisa es cuando se puede hacer una pausa en el ritmo de nuestras vidas vertiginosas y evaluar lo que ahí se ve.
Un lugar lleno de gente, muchos venidos desde muy lejos para presentar sus últimos respetos a una persona, a los cuales les digo: "mil gracias desde el fondo de mi corazón". Otros que ya estaban y parecía que nunca estuvieron, así como otros a los que en verdad se les extraño.
Locos lectores de las Locuras, si tienen a sus viejos ahí cerca, corran a darles un beso enorme y un fuerte abrazo -con cuidado, que ya se pueden romper- y si no los tienen, regalense a ustedes mismos la oportunidad de recordarlos y dibujar una enrome sonrisa en sus caras al verlos nuevamente, tal vez haciendo lo que mejor sabe hacer un abuelo que es mal-educar.
A ti abuelita, te tengo que decir muchas cosas, pero solo te diré las más importantes para mi y para nadie más, así que ahí te va:
"Gracias por haber hecho lo que hiciste, gracias por todo lo que conciente, pero sobre todo inconcientemente me diste y me enseñaste"
Y a mis lectores les quiero compartir lo que fueron los siguientes minutos después de su partida y llegada al siguiente plano, en donde encontró a mi abuelo y esta es la platica que sostuvieron:
"-Viejito...
- Ni se te ocurra Clementina, el contrato decía hasta que la muerte nos separe y eso ya sucedió."
Y si esa pequeña muestra no les deja claro quien y como era mi abuela, me hubiera encantado que la conocieran.
Nos leemos cuando nos tengamos que leer... Y si los aburrí con este relato, pues diganmelo y ya.
Y si conoces a alguien que debiera de leer esto, pues mandaselo ya.

1 comentario:

  1. Mi estiamdo Luis, excelente y conmovedor blog.. Mi mas sentido pesame. Un abrazo!

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