Es lo
que leí en el TL de @alfonsolg
en Twitter y me hizo brincar de la cama a escribir esta Locura ya que
probablemente más de alguno se ha encontrado en una situación como esta,
voluntaria o involuntariamente.
La
pregunta más allá de llevarme a discernir sobre lo verdadero o falso de esta
afirmación es sobre cómo hemos llegado a devaluar tanto el termino emprendedor,
si es que es eso lo que estamos haciendo.
Hay
personas que nacieron para ser miembros de una organización, en donde la
seguridad “entre comillas” de un ingreso, a cambio de sus servicios para
colaborar en la consecución de un proyecto o sueño no precisamente propio, es
en gran parte lo que los motiva.
Sin
embargo creo que tomaré un ejemplo que ya tuvo su inicio y su fin, de esa
manera podemos ver los hechos y decidir si es que debemos de atrevernos a
llamar “desempleado” a un emprendedor.
Alrededor
de 1986, se encontraba “desempleado” y decidió emprender otra vez una aventura
al comprar una casa de desarrollo de animación digital, para casi 10 años
después ser llamado de regreso a la empresa que lo había dejado “desempleado” y
que en un garaje había fundado acompañado de Wozzy. ¿Ya saben de quién les
hablo?
Pues
les hablo de Steve Jobs, hombre que al igual que muchos otros que han
revolucionado el mundo en el que vivimos con sus creaciones, servicios y no
puedo dejar de decir, algunos con sus pilladas, al más mismo estilo de los 40
ladrones y Alí Babá.
Pues
todos estos hombres un día fueron “desempleados” y decidieron entonces
emprender una aventura que los llevo a ser iconos en muchas industrias.
Entonces,
no es lo mismo ser “desempleado” que ser “emprendedor”, pues el desempleado
seguramente buscará un empleo, el emprendedor se lo creará y con ello dará
rienda suelta básicamente a dos efectos en la sociedad, la potencial creación
de riqueza a través de la generación de empleos, la manufactura, o los
servicios como el primero y el segundo y más importante –desde mi humilde punto
de vista- es el de dejar de perseguir sus sueños para comenzar a convertirlos
en realidad. Y esto último hace hombres y mujeres felices, mucho más allá que
el solo hecho de llevar el sustento a casa, comienzan a vivir, dejan de existir
y llenan su entorno de pasión que los hace capaces de alcanzar las metas más
descabelladas que pudieran ocurrírseles.
Algunos
comienzan en un garaje, otros en un café o en la sala de sus casas, pero todos
ellos –emprendedores- tienen algo en común y eso se conoce como ser intrépidos,
ambiciosos y a veces, poco prudentes…
Así que
querid@s lector@s de Las Locuras, si alguno de ustedes se ve increpado por otro
ser humano (o no) respecto de su situación como emprendedores, no olviden que
eso es solo otra de las características de los mismos, los emprendedores rompen
paradigmas –comenzando por el de la seguridad- y eso definitivamente afecta
desde un punto de vista antropológico a su entorno, no debemos entonces esperar
nada menos que una reacción de este tipo de parte del entorno.
No
podemos olvidar, que lo que es diferente llama la atención, ya sea para ser
admirado o rechazado.
Y pues
me sumo a la opinión de Alfonso, si alguien te lo vuelve a decir, escúpeles en la
cara…
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