Hola estimados lectores de Las Locuras, hoy me desperté con una pregunta dando vueltas en mi cabeza y esta es sobre cómo cambiar tu propio destino y para ello debemos de empezar por conocer nuestra propia historia, de donde venimos, quienes fueron nuestros criadores y no es error, me refiero a quienes nos criaron y a estos a su vez.
Son ya solo 18 días los que le quedan a este 2010, un año que paso por mi vida dejando huellas tan profundas que no lo olvidare jamás, fue una experiencia muy similar a un paseo por la montaña rusa más extrema -me encantan esos rides- y es extrema porque en repetidas ocasiones nos gustaría tener a la mano el botón de paro de la misma, sin embargo no podemos resistirnos a levantar las manos en esas bajadas pronunciadas y que provocan sensaciones difíciles de describir en todo nuestro cuerpo.
Eso mismo fue el 2010 para mi, si bien tuvo retos importantes que sortear, tuvo en resumen una gran cantidad de momentos felices en mi vida, de esos que jamás vas a olvidar y que gustaría nunca tuvieran final.
Pero antes de terminar con el año que corre, haré un alto en un intento por reconciliarme con mi biografía, por saber que fue lo que hice o deje de hacer que me tienen parado en donde estoy y este no es un ejercicio fácil, pues tienta mucho la idea de los reproches o reclamos y estos serán vertidos en la cara de la persona más importante que hay en nuestras vidas: nosotros mismos.
En lugar de caer en esa trampa, haré un recuento de los éxitos y fracasos hasta ahora acumulados en mi memoria, pues es el único lugar en donde existen.
¿Por qué estoy en donde estoy?
Esa es la pregunta que me voy a contestar antes de que finalice el año, y seguro eso provocará algunas acciones o reacciones, unas van a gustar, otras no tanto -ese no es mi problema- es de los que se sientan disgustados por ellas.
En mi vida no he perdido tanto como he ganado, aunque digamos que cada perdida me ha permitido volver a ganar y no soy un loco optimista, no, no lo soy.
Lo que si soy es alguien que no se da por vencido, nunca, y eso es una parte de mi biografía que no puedo negar.
Pero eso me ha llenado de una que otra responsabilidad que no quiero ya mas tener, son esos momentos en que quisieras tirar la mochila que llevas e la espalda y no voltear jamás a verla, pero la mochila no solo esta llena de responsabilidades, también están nuestros seres queridos, nuestros amigos y familiares, en realidad todo nuestro entorno. Es por ello que no podemos nada mas tiraría y marcharnos, no somos ermitaños y no podemos aislarnos de resto del mundo.
Lo que si podemos -no solo podemos- debemos hacer es tener esa mochila lo más ligera posible, vaciarla de cargas inútiles, de piedras que hemos ido colectando con el paso de los años.
¿Ya revisaron de qué esta llena su mochila?
La mía tiene algunas piedras que voy a tirar y dejare espacio para esas personas y momentos que hacen que mi sonrisa sea prácticamente imborrable de mi cara.
Esta Locura escrita en una sesión con múltiples interrupciones, me regresa al principio de la misma, ¿Sabes de dónde vienes y adónde vas?
Que tengan una excelente tarde.
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