Estimad@s lector@s de Las Locuras, mi ausencia más prolongada desde la creación de este espacio ha llegado a su fin y digamos que dicha ausencia ha dejado lleno el tintero de temas pendientes que abordar, desde los personales hasta los globales, pasando por la política –¡ah¡ qué año que se espera-, los desastres naturales y los provocados por nosotros mismos, la crisis en medio oriente, las vicisitudes diarias para poner fin a una pequeña lista que en verdad es muy extensa.
Y antes de entrar en materia, demos un paseo por lo mundano, pues hay ya un servicio que pienso será de gran utilidad para muchos usuarios de telefonía celular y es la oportunidad de poder comprar tiempo aire desde internet –si- tal y como lo leyeron, ahora pueden hacer recargas celulares con cargo a su tarjeta de crédito o débito desde su oficina, casa o auto sin necesidad de la molesta parada en una tienda de conveniencia, comprar una ficha en un semáforo o ir a un cajero automático para poder hacerlo.
El servicio de Tiempo Aire Electrónico (TADE), les permitirá contar con una cuenta de usuario registrado y realizar recargas no sólo a su número celular, sino a cualquier otro número que deseen hacerlo de forma segura y rápida; y sin ningún costo adicional.
Así que ahí esta, información útil que comparto como un servicio a la comunidad… ¿se acuerdan del Tío Gamboín? El era el dueño de esa frase haya en los 70´s. OK, acabo de ruquear de una manera espectacular y con esa frase famosa de por medio me voy directo a lo que mis dedos desean plasmar en este espacio.
Ya se nos acabo el primer cuarto del año y con ello otra vez una medida de tiempo que hay que aceptar y vivir con ella.
Hoy estoy más disperso que nunca, mis pensamientos desordenados han hecho crisis junto con los sentimientos que de ellos emanan como si fuera un borbotón incontenible de fuegos artificiales multicolores.
Así que si de repente sienten que me perdieron al intentar seguir el orden inexistente de este texto, no crean que son ustedes, siempre he sido así y así seguiré siendo.
¿Hacía dónde me dirijo?
Otra vez la misma pregunta que se hace presente cada vez de manera más frecuente y no es retórica al mismísimo estilo de los grandes –o pequeños- políticos, es una reflexión que se plantó de una vez y por todas frente a mi… Digamos que es como una llegada tardía a mi vida de lo que se conoce como la crisis de los 40 y no esta en ningún momento relacionado con las canas que comienzan a ser cada vez más evidentes, porque esas ya estaban presentes desde los 30´s.
Y provoca que esa simple pregunta se convierta en una serie de reflexiones; no sobre el futuro, tampoco sobre el pasado, sino sobre el presente y como este está ayudando a construir el futuro que quiero y como llegué a donde estoy parado el día de hoy.
Ha llegado de la hora de hacer un alto, tomar el rumbo que debo tomar y dejar de lado los ruidos y distractores que de manera permanente te sacan de foco y te hacen cometer errores que concentrado jamás cometerías.
¿Ya se dieron cuenta?
Ni aquí puedo mantenerme ajeno a esos distractores, por eso es que volveré a pedirles que hagamos este espacio lo más interactivo posible.
¿Qué opinan? ¿Qué debo hacer? ¿A dónde ir?
Pienso que conozco cada una de las respuestas, pero y ¿ustedes que harían?
Nos leemos mañana o pasado, no lo sé, pero nos leeremos.
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