Lector@s de las Locuras… Adivinen: ¿en dónde estoy?
Otra vez en un avión con rumbo conocido y desenlace desconocido, de hecho en esta ocasión si un poco más emocionado de lo normal, pues hubo quien me recomendó vestir un caro, pero muy caro traje hecho a mano por los mejores sastres europeos con una fibra muy rara: ¡KEBLAR! Espero que haya sido broma, pues no me alcanzo el tiempo para ir al supermercado a comprarlo –creo que ahí los venden por ordenes de algún picudo- y pues solo alcance a meter unos jeans y una corbata a mi maleta; que por cierto no combinan… =)
Y como voy volando, tengo tiempo para entretenerme unos minutos, así que me dispuse a ver una producción exclusiva y dirigida por el gran, pero gran, pero gran hombre, mejor conocido como “El Pilot” y pues la música de fondo de una de las escenas me obligo a teclear estas líneas. Me refiero a “Jump” de Van Halen…
Pero más que ponerme al brincar, me hizo tener unas ganas incontenibles de Volar…
Uno de los sueños más antiguos de la humanidad, causante de más de una desgracia humana, pero también causante de grandes conquistas en tierra, cielo y el espacio sideral me brinda esta oportunidad de teclear desde un avión, en donde si bien nosotros no volamos, si lo hace el aparato en donde vengo metido –que por cierto pesa un ch… de toneladas- y ya me volví a perder otra vez en no se que cosa… vamos de regreso.
Volar… lo más cercano a poder hacerlo sin necesidad de estar metido dentro de un aparato es el salto libre o “free jumping” en otro idioma.
Salto libre al vació, con la esperanza de que esa caída libre –que yo llamo volar- dure muchos segundos y nos haga experimentar esa experiencia de libertad inigualable, que debo de confesar ha causado una nueva afición en este tecleador sin sentido…
Ahora hay que buscar un salto bungee más alto, una nueva vista desde donde poner el pie en el estribo mientras el aire pega contra tu rostro a muchos kilómetros por hora y la siguiente –siguiente por aun no probada- aventura en el intento de volar que será en la búsqueda de una saliente suficientemente lejana de la afilada pared de roca que seguramente amenazará con romper mi paracaídas.
Y mientras la encuentro, les platicaré que es una experiencia alucinante eso de intentar volar; al finalizar esos momentos de adrenalina, la mirada se pierde en el horizonte, sabiéndonos dueños no solo de nosotros mismos, sino de todo lo que nos rodea aunque sea solo por un instante.
Pero porqué solo pensamos en volar cuando el viento golpea nuestro rostro y despeina, ok exageré, alborota el cabello y vamos recorriendo metros a velocidades no alcanzables con los dos pies en la tierra: ¿Porqué no abrimos nuestras alas imaginarias y emprendemos un nuevo vuelo cada día?
Sí lo que nos hace sentir dueños del universo es esa sensación de libertad total, pues busquémosla todo los días, a través de nuestras aventuras cotidianas.
Si miramos bien en lugar de solo ver alrededor, nos daremos cuenta que cada una de las actividades cotidianas nos presentan una enrome oportunidad de sentirnos libres y dueños del universo, pues lo somos en esencia.
Mantengamos viva esa flama de libertad y volemos todos los días hasta alcanzar nuestros más ambiciosos sueños…
Que tengan una hermosa semana…Y no dejen de pasar por aquí, pues mañana les platicaré sobre una breve –en realidad no tan breve- platica que sostuve con un personaje de la política mexicana.